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Guadalupe Cuenca


Por ©Silvia Vázquez

Guadalupe Cuenca fue la esposa del prócer Mariano Moreno. Estaba pupila de un colegio

religioso donde se educaba, al igual que Moreno, para servir a Dios en forma exclusiva.

Su padre había muerto, su madre se llamaba Manuela y su hermana, Pancha. Enamorada de

Moreno, resolvió que él era su destino. Ella tenía 13 años.

Doña Manuela, su madre, había soñado para Guadalupe una vida casta en el monasterio y, de

pronto, la niña no sólo abandonaba su destino, sino que pretendía casarse con un joven

porteño que no tenía un centavo y que aún debía completar sus estudios. Ella se opuso al

matrimonio. El canónigo Terrazas —anfitrión y protector de Moreno en Chuquisaca— habló

con doña Manuela. Logró que la suegra aceptara al yerno que María Guadalupe pretendía

imponer.

Este episodio fue singular y definitivo para la suerte de la pareja. La presencia de Terrazas en

una casa particular pidiendo por dos chicos no era algo que ocurriera todos los días.

Además, para tranquilidad de la viuda, su hija le aseguró que el matrimonio se instalaría en

Chuquisaca.

Moreno estudiaba Derecho y en febrero de 1804 se recibió de abogado. En mayo, el chico que

iba a ser sacerdote y la señorita que iba a ser monja se casaron. Terrazas bendijo la ceremonia.

Mariano prefirió que sus padres no se enteraran.

Casi con vergüenza se lo confesó a su amigo fray Cayetano, quien había hecho todo lo que

estaba a su alcance para conseguirle la beca y el alojamiento.

Mariano Moreno, fue un político argentino que participó de la Semana de Mayo en 1810 ,

como Secretario de la Primera Junta del primer gobierno patrio.

Las convulsiones en el seno de la Primera Junta no tardaron en aparecer La destreza política

pudo más que las embestidas de los morenistas. Por ese motivo , viajó a Inglaterra en misión

diplomática, y “murió” de forma extraña en el barco “Fama”. Su cuerpo fue arrojado al mar.

Su esposa esperaba sus cartas, que nunca llegaban. Por eso, escribí esta ficción , sobre su

historia, como si ella hablara:

La última noticia que tuve de Mariano fue en enero. Me parece que este otoño, va a ser

complicado. No recibo cartas, ninguna novedad desde que la Goleta Fama partió hacia Europa.

¡Qué viaje tan extraño! Mariano no quería ir, y la verdad si me hubiera puesto firme, a

lo mejor se quedaba. Estos hombres…siempre con la última palabra…

La semana pasada, esperaba novedades, y en lugar de una misiva, me entregaron una

caja con un abanico y un velo negro. Me sentí tan mal que Milagros tuvo que darme aire, para

no desplomarme en el sillón.

No quiero pensar en nada malo, pero tal vez Mariano corre peligro, ¿o habrá conocido

a alguna mujer y ya me olvidó? Voy a volver a escribirle a ver si tengo respuesta.

Paso las horas sentada mirando por el ventanal , pero cae la tarde y nada. Los paseos

por el parque ya no son tan usuales, está empezando a hacer frío y no me siento con ganas de

caminar. Milagros me insiste que vaya a su casa, pero cada día que pasa me siento con menos


fuerzas, y mi cabeza está pendiente todo momento en que Marianito no extrañe tanto a su

papá. Dos meses sin noticias es demasiado.

Esa tarde de agosto, cuando las primeras gotas de lluvia aparecieron sobre los rosales

de la entrada, un mensajero se acercó con un sobre en la mano. Me temblaban las piernas

cuando lo abrí. La carta decía : “ Señora María Guadalupe Cuenca, le informamos que el doctor

Mariano Moreno ha dejado de existir en el mes de marzo, cerca de las costas de Brasil, debido

a una enfermedad, contra la que no tuvimos posibilidad de luchar. Lamentamos su deceso, y le

hacemos llegar nuestras condolencias ”.Se me arrugó el corazón. Sentí que el mundo caía sobre

mi cabeza. El dolor era inexplicable. No recuerdo bien de qué manera se lo dije a Marianito,

pero creo que lo entendió, a pesar de su interminable llanto, y la tristeza que le duró meses.

Ahora estamos intentando recomponernos, de a poco. Pensamos volver a Chuquisaca

por un tiempo, pero no se si me otorgarán la pensión que solicité. Por ahora esperaré.

Mientras tanto me siento a releer las cartas que escribí, que me fueron devueltas junto

con sus cosas…

“…Mi amado Moreno de mi corazón: me alegraré que lo pases bien en compañía de Manuel,

nosotras quedamos buenas y nuestro Marianito un poco mejorado, gracias a Dios. Te escribí

con fecha de 10 o 11 de éste, pero con todo vuelvo a escribirte porque no tengo día más bien

empleado que el día que paso escribiéndote y quisiera tener talento y expresiones para

poderte decir cuanto siente mi corazón, ay, Moreno de mi vida, qué trabajo me cuesta el vivir

sin vos, todo lo que hago me parece mal hecho, hasta ahora mis pocas salidas se reducen a

lo de tu madre; no he pagado visita ninguna, las gentes, la casa, todo me parece triste, no

tango gusto para nada, van a hacer tres meses que te fuiste pero ya me parecen tres años;

estas cosas que acaban de suceder con los vocales, me es un puñal en el corazón, porque veo

que cada día se asegura más Saavedra en el mando, y tu partido se tira a cortar de raíz, pero

te queda el de Dios, pues obrando por la razón y con virtud no puede desampararnos Dios…”


María Guadalupe


Profesora de inglés, escritora, editora, Técnica en periodismo y locución periodística. Diplomado internacional Community Manager en Turismo, Diplomado Internacional Copywriting en Turismo- Diplomado Internacional de Podcaster turístico- Diplomado Internacional en Liderazgo y Comunicación del Turismo

San Martín, Buenos Aires, Argentina

©Silvia Vázquez

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