top of page

Escaleritas de agua.

LO QUE PASA CUANDO NO PASA NADA.

jueves 11 de mayo 2017.

Ante el planteamiento de Alejandra Restrepo:

Identifiquen si han sido discriminadas en los espacios de participación social a los cuales pertenecen, ¿ha habido cambios? ¿Cuál es la experiencia que más nos identifica?

No pasa nada, me digo y me quedo mirando las baldosas y sus oscuras rayas divisorias.

No pasa nada, pero pasa. Pasa por mi mente una y otra vez, el pasado pretérito pluscuamperfecto.

Doy vuelta atrás muchos años. No pasa nada, me repito…

De repente, pasa de todo y es posible que sea tan cobarde como para no querer enfrentarme a nuevas discriminaciones; es por ello que le huyo a las organizaciones, sobre todo a las mixtas.

Las voces de mis compañeras se vuelven ecos. Las miro a todas y miro a Alejandra, con mi capacidad adquirida de estar y no estar cuando me lo propongo.

Al día siguiente salgo en la mañana a la centralidad del corregimiento. Llueve, llueve, llueve. Se forman escaleritas de agua que corren por las vías perpendiculares. Y pasan por mi memoria los recuerdos infantiles, cuando jugaba a subir las escaleritas de agua, agua, agua…

Recuerdo, soy de agua y pasa lo que pasa cuando pasa de todo por la memoria.

Entonces voy al desván y empiezo a colgar fotografías en la galería de historias No sé a qué horas ha pasado. Siempre pasa.

Respiro y me refugio en un alero y continúo mirando las escaleritas de agua.


Galeria de Imágenes Escuela del Habitat - CEHAP - Facultad de Arquitectura - Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín
Galeria de Imágenes Escuela del Habitat

Es tarea ineludible del alma, sanar las memorias.

Ahora, estoy en el año 1995.

Ciudad Medellín

Barrio Niquitao

Situación extrema: El Hambre

Situaciones dolorosas: Violaciones, abandono infantil, problemas de salubridad.

Situaciones graves: Alcoholismo y Drogadicción.

Con mi equipo de trabajo (Una enfermera, una fotógrafa, dos docentes, una diseñadora de modas, una ingeniera civil y yo) iniciamos recorridos los sábados en la mañana por las viviendas del barrio Niquitao. La pretensión era sin duda crear estrategias para aliviar un poco el sufrimiento de los niños y niñas del sector.

Trabajamos por espacio de seis meses, los resultados quedaron consignados luego en el expediente de Acción Social del líder (un hombre). No pasa nada, porque en definitiva nada pasó, cuando nos arrancaron de un tajo, el derecho a seguir con nuestra iniciativa, dado que era muy grande para ser dirigida por simples mujeres ahora que había crecido. Pasaría por tanto a ser dirigida por hombres idóneos y “capaces”. Y llegó Visión Mundial con su equipo de trabajo, las mujeres en la caracterización y los hombres en la dirección, es la lógica. Eso nos dijeron.

No pasa nada, hay otros frentes donde podemos trabajar nos dijimos: Y pusimos todo nuestro redoblado amor a trabajar con niños y niñas de otras esferas sociales. Hasta nos dimos palmaditas de consuelo, diciéndonos que Niquitao era un territorio muy duro para unas mujeres tan “delicadas” como nosotras, ¿No es cierto? -les preguntaba-. Y ellas: ¿Si, y ahora que vamos a hacer? Nos dedicamos con todo el entusiasmo al grupo de teatro, los reporteritos, los bazares, los campamentos infantiles, hasta llegamos a crear un periódico infantil y con su venta subsanamos gastos. Creamos material didáctico, esquemas y estrategias de acción.

Ahora los líderes eran dos (hombres) y constantemente había que dar cuenta de nuestro trabajo, el que nosotras planeábamos, estructurábamos y ejecutábamos.

Hasta que mi equipo de trabajo se cansó, y una a una fueron emigrando a otros espacios, incluso a otras tierras.

No pasa nada me dije, seguro que lo mío es otra cosa. Y a una que se le meten esos “gusanitos” de querer servir donde nadie se lo ha pedido. Y me lo creí. Y me dediqué a ser infeliz, total siempre lo fui. Solo que la labor social me daba un poco de aire, me hacía olvidar mis dolores, viendo a los ajenos. Aconsejar, abrazar, cuidar, me daban ese amor faltante, desde siempre. Pero no pasa nada.

Esas preguntas tuyas Alejandra, que me ponen de cara a la vida. Esta loca vida. Y es que como se te ocurre preguntarnos semejante cosa, ¿Qué pasa? No pasa nada, siempre me decía. Pero la vida pasa y nos pasa una enorme cuenta de cobro. Recuperar a mis amigas, compañeras de luchas y sueños, convencerlas de que no tuve culpa en sus fallidos sueños.

¿Qué pasa? Lo que pasa cuando no pasa nada. Una brecha inmensa se abrió entre nosotras y pese a que nos aseguramos que el amor sigue ahí. Siempre en los diálogos salen los recuerdos dolorosos. Entonces con mucha sutileza extendemos infinitamente los próximos encuentros. Hasta el próximo año o la próxima reencarnación.

Para seguir adelante fue necesario ver pasar muchos días con sus noches. Digamos un lustro.

Dado que es un hecho que el trabajo social me atrapa, me persigue y donde voy siempre termino involucrada en él. Ahora lo hago suavecito, sin comprometerme mucho. Evitando eso sí las organizaciones mixtas. Procurando estar siempre en organizaciones de mujeres. Fui delegada dos años al presupuesto participativo y ver la historia que se repite me causa nauseas. Los discursos me aburren, la retórica me hastía.

¿Qué pasa cuando no pasa nada?

Todo pasa y todo queda, decía mi abuela y otro poeta del pueblo. Queda el aprendizaje sin duda. La experiencia. Queda renovada el alma que se bautiza en el dolor. Quedas también a veces mirando la vida como una novela que repite capítulos. Los dolorosos tienen más audiencia.

Esta, es la época de la humanidad donde decidí encarnar. Muchos años me plantee un por que, luego para qué. Ya no pregunto nada, porque bien sé que pasa de todo, cuando creemos que no está pasando nada.

Y tú eres hermosa Alejandra, el ángel de turno que haces preguntas que me obligan a recordar el camino recorrido.

Con amor: Elena.


10 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page