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Foto del escritorLetras Vinotinto

Lo bonito del campo es que todavía somos de puertas abiertas

Que te puedes levantar a las 5 de la mañana abrir la puerta de tu casa y, sentarte a tomar un tinto mirando amanecer en completa tranquilidad.


Mi nombre es Blanca Libia Sierra y vivo en la vereda Boquerón, del Corregimiento San Cristóbal.

Fui nacida y criada en la vereda la ilusión; desde que tenía tres años de edad trabajé al lado de mi papá en la huerta, yo ayudaba a sembrar, a recoger las cosechas, a cuidar las vacas y los caballos. Fueron tiempos muy lindos, la vida en el campo es hermosa, recuerdo que con mis hermanos jugábamos y nos divertíamos mucho.

Desde niña soñaba con estudiar, mis padres eran muy "chapados a la antigua", y no me pudieron dar estudio, consideraban que la mujer tenía que casarse, tener hijos y servirle al esposo.

Estudie hasta que tenía 11 años, en la escuelita de san José de la Montaña.

Yo fui muy rumbera y bailarina, también me gusto la labor social. Desde los doce años estuve en grupos juveniles. Ya más grande organizaba campeonatos de microfútbol, y la cancha de San José se llenaba de audiencia, se reunían hasta 120 hombres para los campeonatos, lástima que ahora no haya quien motive ese deporte.

Cuando me casé, a los 23 años, viví en la vereda San José, ahora que me divorcié; me radiqué en Boquerón.



Mi papá y mi mamá me enseñaron a trabajar .

Yo me case creyendo que el marido era quien nos sostenía, era lo que culturalmente en mi región se usaba y, me estrellé, porque me encontré con un compañero diferente al que yo pensé. Pero como desde siempre fui trabajadora eso no fue un impedimento, yo hice arepas, tamales, tortas; y me conseguía mis propias cosas, por eso no me dio tan duro cuando me separe yo estaba enseñada a conseguir mi sustento.


A los 36 años me diagnosticaron cáncer de mama grado 3, estuve por espacio de cinco años pasando por quimioterapias, cirugías, tratamientos; fue un proceso doloroso, de ello aprendí mucho.

En mi familia el 80% de sus integrantes han muerto de cáncer, era aceptar que a mi también podía tocarme. En esos días me di duro contra el mundo, fue a partir de allí que empecé mi transformación como mujer, como persona.



Ya para entonces el esposo no era acompañante, mucho menos solidario, por fortuna tuve el acompañamiento de mis hermanos y a mis padres.

Tenía un miedo inmenso a divorciarme, creí que no lo iba a superar. Y si, lo logré, superé tanto la enfermedad como la ruptura de mi matrimonio. Ahora me siento 100% libre de la enfermedad, supere la enfermedad y superé a mi pareja.


Estudiar es un sueño que tenía desde la niñez.


Hace un año me presenté a la Escuela Busca a la Mujer Adulta, estoy feliz estudiando mi bachillerato, me va muy bien académicamente, esa duro ese mundo con tanta diversidad de edad, de oficios, de problemáticas sociales. Con todo entiendo la importancia de esta oportunidad y me esfuerzo. Yo trabajo todo el día desde 5 de la mañana , y en la noche me dedico a hacer tareas.


Si Dios quiere cuando me gradué de secundaria, estudiare Tecnología en Gestión Comunitaria.



Lo que más valoro del campo es la tranquilidad.

Yo veo que las dinámicas del territorio han cambiado, es ver los procesos que se instalan que no nos favorecen mucho; cuando al campo lo atacan con gente citadina, y a los citadinos los meten en jaulas; ni los unos ni los otros tiene futuro. Eso es lo que pasa en nuestro corregimiento.


¡Cuando doy mi palabra la cumplo, entendiendo que si tu haces las cosas con amor, todo te sale bien!

Hago parte de la junta de acción comunal La Iguaná; donde trabajamos varias mujeres y tenemos muchos tropiezos, dado que las mujeres siempre generamos barreras, y construimos distancias las unas de las otras; culturalmente no estamos capacitadas para construirnos.

Hoy después de tantos ires y venires, puedo decir que me gusta y amo lo que hago, porqué lo hago con amor.

Ahora vivo con mis dos hijos y soy inmensamente feliz.





Yo sueño con

Ser una mujer independiente, tener mi propio negocio.

Sueño con tener en mi finca una casa de eventos.



De mi palabreo con la hermosa y poderosa mujer Blanca Sierra, esa, la que vive en las laderas de la Serranía de las Baldías.

Gracias bella por abrirnos tu alma, por impulsar esta fuerza femenina en nuestro territorio.

Con amor: Elena L.



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