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De la serie: Más aventuras.

LA CASA.

La casa toda estaba adornada de palabras,

clavadas en las paredes rellenando los huequecillos cual si fueran duendecillos,

La palabra me llenaba. La palabra me habitaba.

A mí al espacio. A mí y al silencio

A mí al aire ,a mí y al sonido infame bandido que quiso enfermarme que quiso acabarme.

Y tristeza era la palabra, desde siempre la palabra.

En la cocina, esa impecable cocina sin desagüe y con un obsoleto fogón de leña, todo era tristeza.

Siempre deambulando por la casa la palabra y yo.

La palabra en el pasillo era limpieza. De allí partió la palabra Obsesión.

La palabra y las escalas que descendían al sótano

Tres de piedra las demás de ladrillo desgastado.

De tanto pisarlo de tanto lavarlo.

La palabra y el sótano con sus tres cuartos

El del centro daba al patio

Rincón de libros viejos desecho de alguna biblioteca citadina.


La palabra en el último cuarto era formación religiosa, moral, social, de la crítica

Del abandono.

Un día con la palabra Luna plateada, hice un ovillo de dolor y me fui

Como una ola encrespada, como la aurora encendida.

Dejándome llevar, dejándome envolver del viento recio del atardecer.

Y fui una ola gigantesca que algún desprevenido surfista, gozó

Caminé sobre la mar, caí sobre la playa me extendí. Loca, Ilusa

las olas no son la mar.

Luego apareció la palabra

Memoria Con su disfraz selectivo. Parloteo del ser, ser y ya no ser.

Con rechazos, con dolor, con traición

Recordar lo que ya no recuerdo palabra.

Gemir.

Guardando el mundo gimiendo en mi vientre.

Entregando seres al mundo. Con pasión, con dolor, con aparente serenidad

Miedo.

Ayer fui niña. Adolescente, angustia de la vida

Hoy soy mujer y la palabra es soledad

Dolor.

Tratando desesperadamente de exudar toda mi tristeza

Voy dejando tejidos, tejidos de vida,

Atrapa sueños, atrapa heridas, me envuelvo en fantasías

Voy regreso a la niña sentada llorando en el quicio de la puerta

Transformada de repente en adolescente,

Virgen inmaculada, manzana encendida

Luego aparece la mujer triste, melancólica

Huyendo, refugiándose, tratando de escapar, siempre tratando de escapar.

Pajarita perdida saltando los charcos, para caer luego en la laguna

Bañándose con llanto, usada pisoteada

Sueño

Sueño de luna, sueño de estrellas, sueño de montaña

Sueño de amor

Besando de vez en vez rojas boquitas apareció entonces la palabra

Traición

Traicionando, lacerando el alma. Guardando todo en el alma.

Porque no es difícil para mí guardar secretos del alma.

Una vez extendida sobre la mesa

La vida

Los invitados habidos de palabras se atragantan

Y yo me quedo sola con la palabra, Tristeza.


ENERO DE 2009

Martha Elena Loaiza

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